Si bien uno de los objetivos más conocidos del texto icónico verbal es la persuasión, los propósitos de este tipo de texto son diversos y se enriquecen mutuamente, gracias a la interacción de los elementos verbales e icónicos.
Algunos de estos propósitos son:
Énfasis: la combinación de elementos visuales con palabras permite resaltar aspectos clave del mensaje. Mediante el uso de colores, tamaños, tipografías o destacando ciertas imágenes, el texto puede dirigir la atención del lector hacia los puntos más importantes, enfatizando su importancia.
Persuasión: Los elementos visuales pueden captar la atención del lector de manera más efectiva que solo el texto. El texto icónico verbal se utiliza en publicidad y medios de comunicación para llamar la atención y despertar el interés del público objetivo, así como para convencer al espectador a través del discurso de las imágenes que se presentan y del texto escrito: algunos casos para modificar su forma de pensar y de actuar, en otros para adquirir un producto o para tomar una postura.
Expresión emocional: los elementos visuales pueden transmitir emociones y sentimientos de manera más directa y poderosa que las palabras. La combinación de imágenes y texto puede evocar reacciones emocionales en el lector, contribuyendo a la experiencia general del mensaje.
Reflexión crítica: el texto icónico verbal puede ser una herramienta poderosa para la crítica social, ya que su combinación de elementos visuales y palabras puede despertar la atención y la reflexión sobre problemas, injusticias o desafíos a los que se enfrenta la sociedad. Esto lo consigue mediante la sátira, la ironía, la presentación de imágenes o textos impactantes, etc.
En resumen, los propósitos comunicativos del texto icónico verbal radican en su capacidad para enriquecer, enfocar y potenciar la comunicación a través de la combinación efectiva de elementos verbales e icónicos.